Mons. José Luis Retana: “Jesús sabe que su camino no acabará en la Cruz, ésta es la gran subida a la cual nos invita a todos. Caminar juntos con Jesús”

A las puertas de la Semana Santa, el Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, se dirige nuevamente a la comunidad diocesana a través de un video-mensaje en el que recuerda que con la fiesta del Domingo de Ramos, “con la entrada de Jesús en Jerusalén, entramos de nuevo en la semana grande del año cristiano, en la que se agolpa y concentra el supremo testimonio de Jesús como el Dios-Hombre fiel hasta la muerte. Fiel a su Padre y fiel a sus hermanos, haciendo el querer de su Padre, y amando con todas las consecuencias a sus hermanos”.

Para ello, “nos hemos estado preparando durante la Cuaresma”, como afirma el pastor diocesano, “los preparativos de estas cinco semanas precedentes, nos han ayudado a esperar y a vivir estas fechas que se acercan con una renovada conciencia de que, si bien Cristo ha resucitado, nosotros no, o al menos, no en todo”.  Mons. Retana considera que “tenemos necesidad de poner en nuestra vida el bálsamo de la misericordia y del perdón que Jesucristo nos ha traído”.

El Obispo de Ciudad Rodrigo señala que la Cuaresma “es una nueva oportunidad para acercarnos a la luz que nos ofrece Jesús Resucitado, para todas las oscuridades de nuestra vida concreta”, y sólo podrá hacer este camino “quien desde el primer momento de este tiempo de gracia se ponga en actitud de desear y acoger el regalo que Dios quiere hacernos en este tiempo de conversión”.

Caminar en comunión con Jesús

También recuerda que en Semana Santa, “vamos a celebrar los misterios de nuestra salvación”. En una sola semana, “se adensan acontecimientos importantes que los cristianos procuramos desde siempre, y desde nuestra tradición, poner en valor”. Así, el Domingo de Ramos, “nos unimos a la multitud de discípulos que, con gran alegría, acompañan al Señor en su entrada a Jerusalén”.  “Es la alegría, la fiesta, el saber que Jesucristo nos invita a caminar con él, a ir juntos de la mano, siguiéndole a él, y eso nos llena de alegría”.

Mons. José Luis Retana señala que Jesús “sabe que su camino no acabará en la Cruz: ésta es la gran subida a la cual nos invita a todos. Caminar juntos con Jesús. En comunión”.

En la Misa crismal, que se celebra este martes día 12 de abril, en la Catedral de Santa María, “renovaremos nuestro ministerio, nos pondremos a disposición de Cristo, a entregarnos como Él se entregó”, menciona al recordar que los sacerdotes renuevan las promesas sacerdotales que realizaron en su ordenación. “Queremos pertenecer más a Cristo, y que cuente con nosotros para su obra y para la evangelización de los hombres”, asevera el prelado.

Ya en el Jueves Santo, en la Cena del Señor, rememoramos que “ese cordero pascual que salvó al pueblo de Israel con su sangre en las jambas de las puertas, se convierte ahora en el verdadero Cordero pascual que es Cristo”, que derrama  “su sangre por todos nosotros. Su amor, con el que se entrega libremente por nosotros, es el que nos salva”. Además, ese día, “Jesús nos da el mandamiento del amor, instituye el sacerdocio y lava los pies a los discípulos, entendiendo cómo debe ser también nuestra vida con los hombres”, recuerda.

Nuestra vida también pasa por la cruz

El Viernes Santo recordamos la Pasión y Muerte de Jesús. “La Cruz forma parte del camino de Cristo. La figura del Siervo de Yahvé encarna todo el sufrimiento humano y reúne dos suertes aparentemente irreconciliables: la humillación y la elevación, el sufrimiento y el triunfo, la muerte y la vida”, afirma. Precisamente, argumenta: “La Cruz es expresión de lo que el amor significa, y solo se encuentra quien se pierde así mismo. Nos muestra como es Dios. ‘Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo’”.

En este sentido, el obispo señala que nosotros, que somos cristianos y que queremos seguir a Cristo y ser discípulos suyos, “debemos entender que nuestra vida también pasa por la cruz, no una cruz buscada, sino una cruz aceptada en nuestra propia vida, porque viene sin buscarla y sin esperarla”.  “Nos colocaremos delante de la Cruz reconociendo que esa cruz ha sido nuestra salvación”.

“Después del silencio del Sábado Santo, pasamos a la Vigilia Pascual o al Domingo de Resurrección”, recuerda el pastor de la Diócesis de Ciudad Rodrigo.  “Celebramos la Resurrección de Cristo. Jesús ha resucitado y está siempre con nosotros”. Una celebración que comienza con la renovación del Bautismo.  “El Bautismo es importantísimo, es como si Cristo te abrazara y te dijera: Eres mío para siempre. Pase lo que pase en tu historia, yo voy a estar contigo y no vas a estar nunca solo”. El Bautismo “es donde nace toda nuestra historia cristiana y donde se enlazan todos los sacramentos que posteriormente recibimos”.

“Llevemos la luz pascual de Cristo a tantas oscuridades de nuestro mundo”

En la Noche Santa y el Domingo de Resurrección, destaca, “celebramos sobre todo la alegría de la Resurrección, que nosotros no creemos en una persona que está muerta, sino una persona que vive, y nosotros lo que queremos es llevar la luz de su Pascua a todas las zonas oscuras de nuestra vida y de nuestro corazón”. E insiste, “llevemos a los hombres la Luz vivificadora del Resucitado”, es la invitación que lanza el Obispo a toda la comunidad diocesana.

El prelado los exhorta “a convertirnos en Cirineos que ayudan a llevar sus cruces a los hermanos en tantas vías dolorosas de la vida, como hace el Señor con cada uno de nosotros. Y llevemos la luz pascual de Cristo a tantas oscuridades de nuestro mundo, que esperan ser iluminadas”.

Para llevar esa luz  es necesaria “una alegría que nazca del encuentro con aquél que ha vencido toda oscuridad y toda muerte con Jesús”.

En su mensaje recuerda que estos días “van a estar condimentados con una multitud de procesiones en nuestras ciudades y nuestros pueblos”. La función de esas procesiones, “que las cofradías se han preparado tan sabiamente y en silencio y en la oscuridad”,  es “invitarnos a la piedad, a la oración”. De esta forma, “todos nuestros pueblos y nuestras ciudades se van a convertir, de algún modo, en un lugar en el que el muerto que Resucita y que nos da vida,  y está presente en medio de nosotros”.

Y concluye, deseando “una feliz Semana Santa y una feliz Pascua de Resurrección a todos”.