El Seminario reconstruye parte de su historia a través de los testimonios de antiguos alumnos

El Seminario de San Cayetano sigue su camino hacia la celebración de su 250 aniversario reflexionando sobre lo que ha sido su pasado, cómo es el presente y por dónde debería discurrir el futuro.
Tal y como dijo el profesor de este centro, Anselmo Matina, en las III Jornadas Iglesia, Sociedad y Cultura celebradas hoy, «reconstruir la historia cuesta, es una labor ardua» pero en este caso se ha hecho desde una «base sólida» como es el archivo académico que ha proporcionado infinidad de datos y una estimación del número de alumnos que han pasado por el San Cayetano, si se suman los seminaristas, el colegio privado y el internado, en total, unos 7.000.
Hoy ha sido el turno para que hablaran ‘Pastores, juristas, artistas y músicos’. Así, en la primera mesa estuvieron presentes Andrés Bajo, sacerdote y antiguo profesor que identificó los nombres de varios presbíteros que marcaron una época o momento. Justo García, Catedrático Emérito de Derecho también hizo su aportación, además de Manuel José Gutiérrez, que es el organista de la catedral y Antonio Risueño, otro sacerdote muy aficionado al mundo del toro. Precisamente, en la fiesta de antiguos alumnos del próximo siete de agosto tendrá lugar un tentadero en el que, entre toros, estarán José Luis Ramos y José Ramón Martín. A ellos se sumarán otros alumnos pues como quedó demostrado, entre los muchos perfiles que han salido del San Cayetano también está el de los profesionales del mundo del toro.
Además, presentaron sus ponencias el sacerdote Rafael Caño y el abogado laboralista, Braulio Gómez. Tampoco faltaron a la cita el sacerdote y antiguo profesor, Manuel Peláez y el pintor, Jerónimo Prieto quien en estos momentos expone en el Seminario.
El obispo administrador apostólico, Jesús García Burillo, fue el encargado de inaugurar esta jornada y destacó que «una celebración completa de aniversario requiere una mirada al pasado que ha engrendrado el presente y debe proyectarse hacia el futuro». Concluyó que los datos o el consejo presbiteral deben ayudar a discernir «el camino más adecuado por el que el Seminario continuará su andadura».