El Obispo Administrador Apostólico, Mons. Jesús García Burillo, ha conferido esta tarde el sacramento de la confirmación a seis jóvenes en la parroquia de San Cristóbal de Ciudad Rodrigo. Ha sido una ceremonia sencilla, dentro de las precauciones en que vivimos, aunque no exenta de la solemnidad que otorga el sacramento. El Obispo ha estado acompañado por el Párroco, D. Rafael Caño y el Vicario parroquial D. Domingo Peinado.
El Obispo se ha referido a la segunda lectura en que S. Pablo afirma que los que se dejan llevar por el Espíritu son hijos de Dios y herederos suyos. El Dios que les va a enviar el Espíritu es un Dios que se hará mucho más cercano por la acción del Espíritu Santo en sus vidas, que les dará sabiduría para entender la realidad de esta sociedad con los criterios del Evangelio y les dará una inmensa fuerza para poder llevarlo a cabo en sus vidas. Por otra parte, el Espíritu les constituirá en herederos de todos los bienes de Dios en particular los bienes espirituales. Ya sabemos que Jesús se ha marchado al cielo para prepararnos una morada junto al Padre. Finalmente les ha recordado la tarea que Jesús les encomienda esta tarde, acompañados del Espíritu: hacer discípulos de todos los pueblos. Son dones y tareas que llenan de vida de todo confirmado.
Don Jesús se ha referido además, a que el Espíritu Santo es quien suscita las vocaciones al matrimonio y al sacerdocio. Ante los seminaristas y ante todos los presentes ha reflexionado sobre un dato de actualidad y es que se pide con insistencia en los Medios de Comunicación Social que no desaparezca la diócesis de Ciudad Rodrigo, pero resulta que si no hay sacerdotes la diócesis desaparecerá por sí misma, sin que nadie la suspenda. Por lo cual es mucho más necesario promover las vocaciones al sacerdocio en la actualidad.
El ambiente que se ha vivido ha sido muy alegre y también han acudido los seminaristas para acompañar a su compañero Iván que se confirmaba.
La parroquia ha hecho un pequeño obsequio a los confirmados, en recuerdo de este día tan especial en que llegan a la madurez espiritual.