Caminamos en una Iglesia sinodal (Carta del Obispo en la Hoja Diocesana de agosto)

“El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Este es el programa pastoral que el Papa Francisco quiere para toda la Iglesia no solo durante cinco años, sino para todo el milenio. 

¿Qué es sinodalidad? Es un modo de vivir en sínodo, es decir, caminando juntos, animados por el mismo Espíritu. Porque “sínodo” es una palabra griega que significa “caminar juntos”. Pero, ¿cómo es posible caminar juntos más de mil millones de católicos en todo el mundo? 

El Concilio Vaticano II ideó una forma de comunicación entre todos los católicos del mundo: el “sínodo de los obispos”. Fue el 15 de septiembre de 1965.  Se trata de una Asamblea de obispos, que representan al episcopado de todo el mundo, con el fin de ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal. De este modo, el gobierno de la Iglesia universal es ejercido por todos los obispos, que están representados en el sínodo, junto al Papa. 

Una Iglesia sinodal, por consiguiente, es una Iglesia que camina unida, en comunión. Las personas de una Iglesia particular, como la nuestra de Ciudad Rodrigo, están unidas entre sí en la cabeza de su Obispo. Y cada Obispo está unido a los demás Obispos en la persona del Papa. Naturalmente, lo que nos une a todos es la fe en Jesucristo, que es la Cabeza de todo el Cuerpo. Y se realiza, sobre todo, después del Bautismo, en la Eucaristía. 

Para que en las Iglesias particulares exista la sinodalidad, debe haber una intercomunión entre todos sus miembros. Es decir, entre los fieles y su pastor en cada comunidad; los pastores están unidos con su arcipreste y los arciprestes con su Obispo. Además, en cada Iglesia particular hay Consejos que aconsejan al Obispo en sus decisiones: el consejo presbiteral, el consejo de laicos, el consejo económico y el colegio de consultores, principalmente. 

Ahora, el Papa convoca a toda la Iglesia a un Sínodo que pretende ayudarnos a todos a caminar juntos, en comunión. Empezará el próximo 9-10 de octubre en el Vaticano, presidido por Papa Francisco, y en cada Diócesis presidido por el Obispo, y terminará justo dos años después, en octubre de 2023. 

Y tendrá una primera fase en las Iglesias particulares, es decir, en la nuestra de Miróbriga. Comenzará el próximo mes de octubre y terminará en abril de 2022. Tendremos, pues, seis meses para reflexionar, orar y dialogar con un corazón abierto sobre los temas que nos indique el Papa. Cada uno de vosotros podréis participar en el Sínodo. 

Estad atentos para que nadie quede fuera de esta consulta universal del Papa al Pueblo de Dios. Así participaremos aportando nuestras respuestas a la Asamblea final. ¡Todos estáis convocados a participar en el Sínodo! El modo se nos indicará a su debido tiempo. 

Para todos, un gran abrazo de amistad y de comunión en el Señor.