El obispo de Ciudad Rodrigo se dirige a la comunidad diocesana tras conocer el nombre del nuevo papa
Queridos diocesanos, estamos contentos, estamos alegres, tenemos un nuevo papa. Esta misma tarde, a las seis y ocho minutos, ha aparecido la fumata blanca que nos informaba que había sido elegido el 267 sucesor de Pedro. Millones de fieles en todo el mundo hemos orado para que fuera elegido el pontífice más adecuado que pueda gobernar con fruto y beneficio a la Iglesia Universal según el corazón de Cristo.
En estos momentos, no podemos pensar en que el papa adquiere un poder, porque el verdadero poder es el servicio. Ni es un momento de opinar si es uno de los candidatos que cada uno esperaba, o el más simpático. Es momento de arrodillarnos y pedir por él. Reconociendo que el Espíritu nos ha concedido el Pastor que la Iglesia necesita en estos difíciles momentos. Quien ha aparecido en la logia romana, no recibe un título honorífico, sino una cruz sobre las espaldas, y necesita más que nunca nuestra oración, nuestro afecto y nuestra obediencia.
Robert Francis Prevost, León XIV, es nuestro papa, y lo acogemos con gozo, con respeto filial y con esperanza. Ruego a todos los diocesanos que acojan en su corazón al nuevo pontífice, y oren por él desde este mismo instante, por quien hoy se ha convertido en vínculo de unidad de todos los creyentes.
Con mi afecto y bendición, vuestro obispo José Luis.