La belleza exterior para recordar el significado profundo del nacimiento de Jesús

Fue en el año 2019, cuando el Papa Francisco escribió la carta apostólica Admirabile signum, en la que reflexionaba sobre el significado y el valor del pesebre para la celebración del nacimiento del Niño Jesús.

En aquel momento, y conviene recordarlo de nuevo, el Santo Padre indicó que el pesebre es un “ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza”.

Un dato muy importante: es algo que “se aprende desde niños” y son los padres y los abuelos los que, habitualmente, “transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”, agregó.

Por eso se nos recuerda que el pesebre es como un “Evangelio vivo”, cuyo origen se remonta al tiempo de San Francisco.

El pesebre manifiesta la ternura de Dios y en el pesebre toda la creación participa en la fiesta de la venida de Jesús.

En su carta, el Papa Francisco afirma que el “corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús”, porque “Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos”.

Todo este significado se recoge en el Nacimiento que cada año coloca en su casa el sacerdote don Manuel Peláez, en el que alguna de las piezas, como las cañizas que guardan a las ovejas, se remontan a su niñez. El propio don Manuel ha recordado en más de una ocasión que “antes de tomar la Comunión ya montaba el Nacimiento”.

El montaje está realizado en varias alturas y supone cuatro días de trabajo con la ayuda de otra persona ya que las dimensiones son considerables.

Poner un Nacimiento en casa ayuda a meditar el misterio de la Navidad y el de don Manuel invita a reflexionar sobre el gran misterio de Dios, hecho hombre por amor al hombre.

Este belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño “para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición”, dice el Papa.