Mons. José Luis Retana comparte una reflexión tras la peregrinación diocesana al Santuario de Lourdes. En ella subraya el valor de acompañar a quienes sufren y agradece la entrega de quienes los cuidan y acompañan
MONS. JOSÉ LUIS RETANA, OBISPO DE CIUDAD RODRIGO
Un grupo numeroso de diocesanos de Ciudad Rodrigo y Salamanca nos hemos dado cita en Lourdes durante la primera semana del mes de julio. En la peregrinación había enfermos, acompañantes y voluntarios —muchos de ellos jóvenes —, al servicio y cuidado de los enfermos, y sacerdotes junto al obispo. Nos encaminamos a Lourdes con el mismo ánimo que María se encaminó a visitar a su prima Isabel, sabedora de su embarazo y su edad avanzada.
«En aquellos días, María se puso en camino hacia la región montañosa…» (Lc 1, 39). En María nos impresiona, ante todo, la atención, llena de ternura, hacia su prima anciana. Se trata de un amor concreto, que no se limita a palabras de comprensión, sino que se compromete personalmente en una asistencia auténtica. La Virgen no da a su prima, simplemente, algo de lo que le pertenece; se da a sí misma, sin pedir nada a cambio. Ha comprendido perfectamente que el don recibido de Dios es un deber que la compromete en favor de los demás, con la gratuidad propia del amor.
Estos días han sido días para recordar a nuestros enfermos. Unos días especiales en los que hemos querido, como Iglesia, pedir a Dios por todos los enfermos de nuestra diócesis y, a la vez, dar gracias, porque Jesucristo es el inspirador de tantas vocaciones de servicio en los médicos, las enfermeras, personal de hospitales y centros asistenciales de salud. Queremos agradecer a Dios la generosidad y gratuidad de los voluntarios que asisten a los enfermos. Agradecer a las personas que consuelan llevando la Palabra de Dios, la comunión eucarística y la esperanza a quienes están enfermos, también en nuestras parroquias.
Sabemos que el sufrimiento padecido rompe los equilibrios mejor asentados de una vida, socava los cimientos fuertes de la confianza, llegando incluso, a veces, a desesperar del sentido y el valor de la vida. Es un combate que el hombre no puede afrontar por sí solo, sin la ayuda de la gracia divina. Es necesaria una presencia amorosa: buscamos no sólo la cercanía de la familia o de aquellos a quienes nos unen lazos de amistad, sino también la proximidad de los más íntimos por el vínculo de la fe. Y ¿quién más íntimo que Cristo y su Madre? Ellos son, más que nadie, capaces de entendernos y apreciar la dureza de la lucha contra el mal y el sufrimiento.
Si contemplamos al Señor Jesús doliente en la cruz, y junto a Él a su Madre, la Virgen María, aprenderemos de ella a acompañar al que sufre, y aprenderemos de Jesús la capacidad de ponernos en el lugar del otro, como Él lo hizo.
Para cada uno, el sufrimiento es siempre un extraño. Su presencia nunca se puede domesticar. Por eso, es difícil de soportar y, más difícil aún —como lo han hecho algunos grandes testigos de la santidad de Cristo —, acogerlo como ingrediente de nuestra vocación o, como lo ha formulado Bernadette, aceptar “sufrir todo en silencio para agradar a Jesús”. Para poder decir esto, hay que haber recorrido un largo camino en unión con Jesús.
La aportación del voluntariado en la acción caritativa de la Iglesia se hace cada vez más importante y necesaria. Cada vez hay más personas enfermas y solas a las que cuidar. La caridad cristiana implica la respuesta a una necesidad concreta: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos, los prisioneros visitados. Recordamos las palabras luminosas de Jesucristo, el Señor, que dan sentido a lo que hacemos generosa y gratuitamente: “Lo que hacéis a uno de estos hermanos míos más necesitados, a Mí me lo hacéis”. El bien no hace ruido; la fuerza del amor se manifiesta en la discreción serena del servicio cotidiano, como han hecho nuestros voluntarios en Lourdes estos días.
El servicio de caridad que hacéis es un servicio mariano. ¡Que sepáis llevar a todos la Esperanza que María nos ha transmitido a nosotros en Lourdes estos días!
