Comienzan los retiros de fin de curso en el Arciprestazgo de Ciudad Rodrigo

Con el mes de junio, llega la finalización de las actividades pastorales propias del curso que este año ha estado centrado en las familias, a las que se ha tratado de acompañar, integrar y ayudar a discernir.

Es momento, además, de hacer balance y de revisar cómo han sido estos meses en nuestras comunidades por lo que también se han programado los retiros en cada uno de los arciprestazgos, el primero de ellos ha tenido lugar hoy en Ciudad Rodrigo, en la Parroquia de San Cristóbal.

Tras un momento de oración, el Obispo Administrador Apostólico, Mons. Jesús García Burillo, se ha dirigido a las asistentes para recordar ese objetivo pastoral principal, «hemos sido enviados para acompañar, discernir e integrar las familias en nuestras comunidades». Por eso, «hoy vamos a orar por las familias de nuestra diócesis y por aquellos que acompañan a las familias. Reflexionaremos y oraremos sobre lo que el Papa pone en el centro de la familia: el amor con que Jesús mira a las familias, cómo las contempla, qué misericordia ejerce sobre ellas. Hoy vamos a dejarnos mirar por Cristo para que nosotros podamos mirar a las familias con sus mismos ojos».

Sobre esos tres verbos en torno a los cuales ha girado el sentido del curso, García Burillo manifestó que «acompañar es estar al lado de, junto a alguien, disponernos a su ayuda, permanecer en los procesos que iniciemos con alguien. Es lo contrario de juzgar, condenar, rechazar, abandonar. Discernir es reflexionar sobre la situación de una familia concreta a la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia; distinguir una cosa de otra, señalando la diferencia entre ellas; comúnmente se refiere a estados de ánimo. Integrar consiste en completar un todo con las partes que faltaban; es decir, acoger en la Iglesia a todas las familias, para que puedan participar en ella, conforme al grado de disposición o situación en que se encuentren».

D. Jesús hizo un recorrido por las diferentes situaciones familiares que se presentan en la actualidad y detalló cuál es la actitud de la Iglesia hacia las familias:

Alegría. Con íntimo gozo y profunda consolación, la Iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del Evangelio.

Agradecimiento. Les agradece el testimonio que dan y las alienta. Gracias a ellas se hace creíble la belleza del matrimonio indisoluble y fiel para siempre.

Es iglesia doméstica. Como “iglesia doméstica” (LG 11), en la familia madura la primera experiencia eclesial de la comunión entre personas, en la que se refleja el misterio de la Trinidad. Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida (Catecismo, 1657).

La Iglesia es familia de familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias domésticas. Por lo tanto, en virtud del sacramento del matrimonio cada familia se convierte, a todos los efectos, en un bien para la Iglesia.

Reciprocidad. También es un don valioso considerar la reciprocidad entre familia e Iglesia: la Iglesia es un bien para la familia, la familia es un bien para la Iglesia. Custodiar este don sacramental del Señor corresponde no sólo a la familia individualmente sino a toda la comunidad cristiana. El amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia. El fin unitivo del matrimonio es una llamada constante a acrecentar y profundizar este amor.

La belleza. En su unión de amor los esposos experimentan la belleza de la paternidad y la maternidad; comparten proyectos y fatigas, deseos y aficiones; aprenden a cuidarse el uno al otro y a perdonarse mutuamente.

Celebración. En este amor celebran sus momentos felices y se apoyan en los episodios difíciles de su historia de vida […] La belleza del don recíproco y gratuito, la alegría por la vida que nace y el cuidado amoroso de todos sus miembros, desde los pequeños a los ancianos, son sólo algunos de los frutos que hacen única e insustituible la respuesta a la vocación de la familia, tanto para la Iglesia como para la sociedad entera.

Los retiros arciprestales continuarán esta misma semana.