La reunión con dos Dicasterios, una Congregación y con la Secretaría de Estado, centran la cuarta jornada de la visita “ad limina”

La visita ‘ad limina’ ha entrado en esta cuarta jornada en su recta final y tal y como sucede cada día ha comenzado con la Eucaristía,, en esta ocasión, en la Basílica de San Pablo Extramuros, “siempre a los quicios de las columnas de la Iglesia”.

A continuación los obispos han visitado el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida donde “hemos estado hablando de la situación de los laicos, cómo no es algo desarrollado, que hay déficit en la participación en la vida pública”, ha destacado el Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana. También se han detenido en el tema de la familia, “la tasa de la nupcialidad ha descendido mucho, la natalidad, las leyes son todas contrarias a la vida y a la familia,… hay una especie de desinstitucionalización del matrimonio, simplemente se convive y hay un debilitamiento grande de la familia”.En el caso de los laicos se ha hablado de ellos “no como servidores de los sacerdotes, de los laicos en la Iglesia, que son Iglesia y no son sujetos solo de nuestra evangelización, y por tanto, necesitan también formación y tienen la obligación de vivir su vida laical en la sociedad aunque entendemos que las leyes no les favorecen”.Por la mañana han visitado, además, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que depende directamente del Santo Padre y que está en diálogo permanente con la Comunidad Europea. “Ahora lo que están preparando es un documento de trabajo para todos”, ha manifestado Mons. Retana, “se buscan las buenas prácticas que están en el centro del trabajo que ellos hacen: servir a los más vulnerables -sobre todo lo hemos estado viendo en la pandemia-, también trabajan en la ecología, en el mundo de la agricultura, de los derechos humanos, de la plataforma de acción Laudato Si, trabajo para todos, comida para todos, casa para todos,… es una especie de trabajo coordinado para todo lo que sea la promoción humana, cuidando también mucho la orientación espiritual de las personas, de los departamentos que trabajan allí dentro”.La comisión de su trabajo tiene “una misión de evangelizar”, destacó, “parten siempre del informe FOESSA y han hablado sobre todo de una pastoral intercultural, el cambio climático que generará desplazamientos en el futuro de muchas personas, la pastoral migratoria también intercultural, las parroquias que también en breve estarán integradas por muchas personas inmigrantes”.Por la tarde se han detenido en la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. “Hemos hablado mucho de recobrar el sentido mistérico de la Eucaristía, hemos perdido mucho la música sacra, se nos ha dicho que cuidemos mucho nuestras celebraciones, cómo celebramos, el arte de presidir al servicio del misterio”. Las celebraciones en ausencia de presbítero han sito materia de debate, “cuando no se puede asegurar la presencia del sacerdote se suple con esta celebración, que parece ser que las naciones que más lo pidieron ahora son las más reticentes porque resulta que se parece lo más posible a una misa y no eso que la gente los pide”.
Se ha hablado también sobre el catequista, “que no es el catequista que da la catequesis a los niños, sino – en los países de misión están más acostumbrados-, es el colaborador pastoral del presbítero”.Y en la Secretaría de Estado se han referido a la nueva embajadora, a la visita del presidente a la Conferencia Episcopal, de asuntos de educación, de la cultura en que se intenta que la Iglesia sea reducido su trabajo a la sacristía, “sin entender que con el estado tenemos una independencia pero también una colaboración”; de la revisión o no de los acuerdos Iglesia-Estado. El prelado ha resumido que todos esos asuntos se han planteado “en el sentido siempre de que la Iglesia no quiere privilegios, sino que quiere lo mismo que tienen otras instituciones de la sociedad”.