Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote

DSC_0992Raúl Berzosa: «¡Gracias sinceras, hermanos presbíteros que festejáis las bodas de oro y de plata: gracias por vuestra entrega y fidelidad demostradas»

Querido hermano obispo, D. José; queridos hermanos sacerdotes, especialmente quienes celebráis las bodas de oro y plata; queridos seminaristas; queridas consagradas, queridos todos.

Estamos celebrando la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote. Aquel que un día nos llamó por nuestro nombre y, como hemos leído en la primera lectura, del profeta Isaías, “fue traspasado por nuestras rebeliones y  pecados”. Como Jesucristo, nuestras vidas y ministerio sólo tendrán sentido, si, con el Salmo 39, respondemos “aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Sólo así,  haciendo de nuestra vida un verdadero sacerdocio existencial, se cumplirá el relato del evangelio de San Lucas: “Esto es mi cuerpo y mi sangre entregados por vosotros”. El Cuerpo y la Sangre de Cristo encarnados en nuestro propio cuerpo y en nuestra propia sangre.

Con este mensaje tan entrañable de las lecturas de hoy, y junto a mi sincera felicitación, pido al Espíritu que penetre en el corazón de quienes hoy celebráis vuestras bodas de oro sacerdotales para que podáis cantar el Magnificat por tantas obras admirables como Dios ha hecho y sigue haciendo en vuestras vidas: D. Bernardino San Nicasio Rubio, D. José Durán González, D. Antonio García Arroyo, y D. Agustín Gutiérrez Pino. Y quien, juntamente, festeja sus bodas de plata sacerdotales: D. Juan Carlos Sánchez Gómez.

A todos os dirijo unas breves palabras. Comienzo con una anécdota que vengo repitiendo durante estos días: en los recientes ejercicios, dirigidos a 52 sacerdotes en Santiago de Compostela, en la última noche, vi una luz encendida en la capilla a altas horas de la noche. Bajé a comprobar que no se había quedado dada. Mi sorpresa fue la de encontrar, orando, al sacerdote de mayor edad. Le pregunté si sucedía algo. Y me respondió, con los ojos llorosos, “estoy preguntando a Jesús, si después de tantos años de ministerio, sigue estando contento conmigo”. Me permito devolverlo, en este día, a todos los hermanos del presbiterio: “Jesús, ¿sigue estando contento conmigo?”…

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Cáritas

 DSC_0980‘Mes de junio, mes de la Caridad’

En esta ocasión, Cáritas Diocesana de Ciudad Rodrigo ampliará su habitual semana de la caridad, organizada todos los años con motivo del Corpus, a todo el mes de junio y todo ello, debido a la celebración del 50 aniversario de la fundación de la entidad caritativa de la Iglesia.

En este sentido, Maribel Yugueros, directora de Cáritas, especifica que «Cáritas es tan antigua como la Iglesia porque es la iglesia misma al servicio de quienes más lo necesitan».

Entre los actos, se incluyen una serie de conferencias que tendrán lugar en el salón Obispo Mazarrasa a las 20:00 horas y la primera de ellas será hoy mismo bao el título ‘Respondemos al clamor de los pobres. Directrices de Acción Caritativa y Social’, y estará impartida por Vicente Altaba, delegado episcopal de Cáritas Española.

La siguiente charla se ha programado para el uno de junio y hasta Ciudad Rodrigo se trasladará el secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora.

El jueves 11 de junio será el turno para Francisco Pizarro y ‘La empresa social como instrumento de acción social’ y el 17 de junio, Mari Patxi Ayerra hablará sobre ‘El voluntariado como historia de felicidad».  Pero a esas charlas, se unirán una paella solidaria el cinco de junio en la Plaza del Buen Alcalde a partir de las 14:00 horas o una eucaristía concierto en la capilla del Hospital de la Pasión, el martes 23 de junio a las 18:00 horas.

La Iglesia celebrará la festividad del Corpus Christi, en torno a la cual giran todas estas acciones, el siete de junio y ese es, precisamente, el Día de la Caridad.

Algunas parroquias contribuirán además, con la organización de operaciones de bocatas solidarios destinados a la labor que desempeña Cáritas. Por último, desde esta delegación Diocesana de Cáritas en el mes de junio también se llevará a cabo una actividad participativa a la que han denominado ‘De corazón’. El objetivo de esta campaña es difundir la presencia de Cáritas y hacer partícipes a todos los que quieran colaborar de la celebración del 50 aniversario de la entidad.

La actividad consiste en extender los corazones de Cáritas en los distintos rincones de la ciudad y para ello, tienen previsto llevar un árbol con corazones a los centros escolares y parroquias, que irán acompañados de una charla explicativa sobre la labor de Cáritas y la oportunidad de que cada persona cuelgue un corazón de este árbol.

También se llevarán estos árboles a todas las instituciones, comercios y lugares que quieran implicarse en ello, solo tienen que ponerse en contacto con Cáritas Diocesana de Ciudad Rodrigo y solicitarlo.

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Vigilia de Pentecostés

Raúl Berzosa: » Que el respeto a la libertad religiosa, sea una realidad creciente en todo el mundo, en este siglo recién estrenado»

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

El Presidente de la Conferencia Episcopal, D. Ricardo Blázquez, en su discurso de apertura de la última Asamblea, celebrada en el mes de Abril, nos urgía a que “que nos uniéramos a las reiteradas peticiones del Papa Francisco en favor de los cristianos perseguidos en las diversas partes del mundo”. Concretaba aún más: que no nos limitásemos a mostrar nuestra solidaridad con una ayuda material para paliar los sufrimientos, sino que orásemos intensamente por ellos. Y, se nos solicitaba, en este sentido añadir en la Oración Universal de los fieles en la Misa, la siguiente petición: “Por nuestros hermanos cristianos perseguidos, para que el Espíritu Santo les conceda el don de la fortaleza y convierta los corazones de quienes atentan cruelmente contras sus vidas y sus tierras, y en todas partes se afirme la paz y sea respetada la libertad religiosa”.

        Incluso, en Laudes y Vísperas, se sugería añadir esta petición: “Envía, Señor, a la iglesia y a la humanidad tu Espíritu de Amor para que desaparezcan las disensiones y odios, y los cristianos puedan convivir en paz y armonía con todos los hombres”. Este es precisamente el sentido profundo que quisiera otorgar a esta Eucaristía, en la Vigilia de Pentecostés.

Hemos escuchado en la Primera Lectura, del Libro del Génesis, que, por los pecados personales y por las estructuras de pecado social, el mundo se ha convertido en una Babel de la confusión y de los enfrentamientos fratricidas. Pero el Señor, como se no ha dicho en el libro del Éxodo, no nos abandona. Él sigue bajando al Monte Sinaí, allí donde se le ora, a la vista del Pueblo, para hacer posible una humanidad nueva. Por eso, con el Salmo 32, hemos repetido, “dichoso el Pueblo que el Señor se escogió como heredad”. ¡Dichosos nosotros! Porque no sólo hemos recibido una heredad cualquiera, sino el mismo Espíritu Santo, del que nos hablaba San Juan: de Él hemos recibido torrentes de agua viva, que nos han vivificado y han dado la vida a los demás.

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Hoja diocesana mayo

Madre de Misericordia

         Estamos en el Mes de Mayo. Mes de María, la Virgen. Este año, el Papa Francisco nos ha anunciado una buena noticia: el año de la Misericordia. Es cierto que comenzará en el mes de Diciembre pero deseo ya expresar algunas sugerencias para nuestra vida cristiana.

Afirma el Papa que Jesús el rostro de la misericordia de Dios Padre. Lo es con sus palabras, con sus gestos, con toda su persona. La pregunta nace también sincera: ¿No podemos decir lo mismo de María?… Más aún, el Santo Padre nos invita a experimentar en nuestra vida lo mismo que le aconteció al apóstol Mateo: “miserando atque eligendo” (“Le miró con misericordia y lo eligió”). Es también lo que expresó la Virgen en el Canto del Magnificat y es, igualmente, el lema elegido por el Papa en su Pontificado. Hagámoslo nuestro.

¿Por qué tenemos que vivir la misericordia? – Porque estamos llamados, como Jesús y María, a ser signos visibles de lo que Dios es en sí mismo: Amor y Misericordia. Y porque, como afirma el Papa, la misericordia es fuente de alegría, de serenidad y de paz. La misericordia sabe perdonar todo y va más allá de la mera justicia. En otras palabras: el misericordioso, trata a los demás como Dios nos trata a cada uno. Por eso rezamos en el Padre Nuestro que perdonamos como Dios nos perdona. Y, añadimos, amamos como Dios nos ama, y somos misericordiosos como Dios lo es con cada uno de nosotros.

¿Cómo podemos concretar la misericordia en nuestra vida cotidiana? – El Papa nos invita a vivir las obras de misericordia: siete materiales y siete espirituales. Las recordamos, porque son todo un programa existencial. Comenzamos por las materiales: dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; vestir al desnudo; acoger al forastero; curar enfermos; visitar presos; y enterrar a los muertos. Las obras espirituales son: dar consejo al que lo necesita; enseñar al que no sabe; corregir al que yerra; consolar al triste; perdonar las ofensas; soportar con paciencia las molestias de la vida y a los molestos; y rogar a Dios por los vivos y los difuntos. En definitiva, al final, se nos va a juzgar por cómo hemos practicado las catorce obras de misericordia (Mt 25, 31-46): “Lo que hicísteis con uno de éstos, lo hicísteis conmigo”, nos dirá el Señor. En nuestra tierra, no nos olvidemos de visitar y atender especialmente a los enfermos y ancianos.

Cuando contemplamos a los Santos, en cada uno de ellos vemos reflejada, hasta el heroísmo, alguna de las obras de misericordia. Y, en Jesús y María, el conjunto de todas ellas. Pidamos vivir así este mes de Mayo: que cada obra de misericordia sea como una flor preciosa ofrecida a nuestra Madre. Llenemos del buen olor de la misericordia nuestras familias, nuestras comunidades, nuestros pueblos y lugares de estudio o trabajo. Que el Espíritu Santo nos ilumine y ayude en esta buena y generosa tarea.

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo