Carta del Obispo (IECR 303)

Navidad es fraternidad y solidaridad

En esta Navidad, “la de la crisis”, el Señor nos pide reconocerle en cada hermano que vive a nuestro lado; él es la huella única, misteriosa y sagrada de Dios mismo. El otro, mi hermano, es para mí un sacramento e imagen del Dios Personal y Vivo. Aún más: el hermano más pobre y necesitado es la misma carne que la del Hijo de Dios hecho hombre hace más de dos milenios, y es la misma carne de Jesucristo sacramentado y presente cada día en la Eucaristía; y es “mi propia carne”.

Por eso la Navidad es el Misterio de amor fraterno y solidario; misterio para el que hay que tener ojos y corazón limpios y nuevos y así, poder contemplar y alargar nuestra mirada hacia horizontes siempre renovados y cada vez más profundos. Para disfrutar de la Navidad “hay que poner el reloj de nuestro corazón en hora”. Os lo diré con un popular poema:

Tic-tac suena el reloj
para cantar al Señor
en el portal de Belén.
Tic-Tac suena también
para escuchar a tu lado
al hermano solo y abandonado.
Tic tac va a dar la una.
Verás al Niño en la cuna
Tic tac darán las dos.
Verás al Niño, el Hijo de Dios.
Tic tac darán las tres.
Verás al Niño Enmanuel.
Tic tac darán las cuatro.
Verás al Niño, el más guapo.
Tic tac darán las cinco.
Verás al Niño que es Jesucristo.
Tic tac darán las seis.
Verás al Niño beber y comer.
Tic tac darán las siete.
Verás al Niño muy sonriente.
Tic tac darán las ocho.
Verás al Niño, al más precioso.
Tic tac darán las nueve.
Verás al Niño cómo se mueve.
Tic tac darán las diez.
Verás al Niño de blanca piel.
Tic tac darán las once.
Verás al Niño que llora y tose.
Tic tac darán las doce.
Verás al Niño que bien te conoce.
Tic-tac, ¡calle el reloj!,
que va a dormir el Señor.
Los ángeles cantan a un mismo son.
Tic-Tac, despierte tu corazón
para tender tu mano
al hermano solo y abandonado.

¡Feliz Navidad 2012! Envío mis mejores deseos y mi bendición a todos; y, de forma muy especial, para las familias y jóvenes sin trabajo, para los enfermos y para las madres que han dicho “sí” a la vida y esperan la llegada de un nuevo retoño. Repito: ¡Feliz y Santa Navidad! Que María, la Madre, y su esposo San José, nos enseñen a vivirla y a gustarla con alegría y esperanza en el futuro.