Renovación Carismática (El Salvador)

Raúl Berzosa:»La Sinodalidad y el Espíritu Santo hacen posible la comunión ¿Qué nos pide el Señor? Docilidad al Espíritu y no tener miedo» 

Queridos hermanos sacerdotes, queridos miembros de la Renovación Carismática Católica, queridos todos:

Muchas gracias por vuestra invitación a participar en este triduo del Espíritu Santo, como preparación a Pentecostés. Como sois Iglesia Diocesana, me ha parecido oportuno hablaros en esta ocasión, brevemente, de dos realidades: Sinodalidad y Espíritu Santo. Todo ello me viene sugerido por lo escuchado al Papa Francisco el 28 de abril del presente año. Y, además, considero que sería la mayor aportación de vuestro movimiento de Renovación Carismática para nuestra Diócesis, en este momento histórico y de gracia.

El Papa Francisco aboga por la «sinodalidad de la Iglesia». Que consiste en «reunirse, escucharse, discutir, rezar y decidir juntos». Para que sea una realidad, nos invita a pedir al Señor la gracia de entender cómo avanza la Iglesia, y de comprender cómo, desde el primer momento, afrontó las sorpresas del Espíritu. ¡Las sorpresas del Espíritu!

También hoy en la Iglesia, como ayer, hay resistencias a esas sorpresas del Espíritu ante las nuevas situaciones; pero Él nos ayuda a entenderlas y a seguir adelante y seguros, en el camino para vivir el Evangelio de Jesús.

Comentando el célebre pasaje de los Hechos de los Apóstoles (el denominado «Concilio» de Jerusalén”) el Papa Francisco subrayó que «el protagonista verdadero de la Iglesia» es el Espíritu Santo: «Es Él quien, desde el primer momento, dio la fuerza a los apóstoles para proclamar el Evangelio»; es «el Espíritu quien lo hace todo y quien lleva a la Iglesia adelante», también «con sus problemas», o incluso «cuando estalla la persecución«; es el Espíritu «quien da la fuerza a los creyentes para permanecer en la fe», también en los momentos «de resistencias y de persecuciones».

 

En el primer Concilio existía una doble resistencia a la acción del Espíritu: por un lado, la de quienes creían que «Jesús había venido sólo para el pueblo elegido« y, por otro lado, “la de quienes querían imponer a la fuerza la ley mosaica”, incluida la circuncisión, a los paganos convertidos. El Papa subrayó que «hubo una gran confusión en aquel momento», porque «el Espíritu colocaba los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu”. Los apóstoles se encontraron con situaciones nuevas. Por una parte, tenían la fuerza del Espíritu – el verdadero protagonista – que los empujaba a ir adelante… Pero ese mismo Espíritu los llevaba a novedades que ni siquiera las habían imaginado; entre ellas, y muy importante, que los paganos también pudieran recibir el mismo Espíritu Santo.

Así, convocan una reunión en Jerusalén, un Sínodo o Concilio, donde cada uno pudo contar su experiencia, y dar testimonio de cómo el Espíritu desciende también sobre los paganos. Al final se pusieron de acuerdo. Pero antes hubo algo hermoso: ‘Toda la asamblea calló y escucharon a Bernabé y Pablo, que referían los signos y prodigios que Dios había realizado entre las naciones, por medio de ellos” ¡Se escucharon! Sí, escuchar; no tener miedo a escucharnos. Cuando uno tiene miedo a escuchar, no tiene el Espíritu en el corazón. Escuchar con humildad. Y tras haber escuchado, decidieron enviar a las comunidades griegas, a los cristianos venidos del paganismo, a algunos de los discípulos para tranquilizarlos y decirles: ‘Está bien lo que hacéis, seguid así'»…»porque el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido…».

Este es el camino de la Iglesia ante las novedades y sorpresas del Espíritu, y ante las novedades mundanas: la sinodalidad, la reunión, la escucha, la discusión, la oración y la decisión final»… Y este es el camino de la Iglesia hasta hoy, cuando el Espíritu nos sorprende con algo que parece nuevo o que ‘nunca se ha hecho así ¡El Espíritu va por delante! Pero ese mismo Espíritu nos pide vivir la sinodalidad, que expresa la comunión en la Iglesia…. ¡La Sinodalidad y el Espíritu Santo hacen posible la comunión! ¿Qué nos pide el Señor? – Docilidad al Espíritu y no tener miedo. 

El Papa también nos recordó, paradójicamente, que, a veces, «El Espíritu nos detiene», como hizo con San Pablo, para “hacernos ir a otra parte”; pero «nunca nos deja solos, y nos da valor y paciencia; nos hace ir seguros por el camino de Jesús, y nos ayuda a vencer las resistencias y a ser fuertes hasta en el martirio».

Nada más. Hoy y aquí, con el Papa Francisco, pidamos en esta Eucaristía la gracia de entender cómo avanza la Iglesia en sinodalidad, y de comprender cómo desde el primer momento afrontó las sorpresas del Espíritu; también, para cada uno de nosotros y para el Movimiento de Renovación, pidamos la gracia de la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús desea de cada uno de nosotros y, en comunión, para el conjunto de nuestra Diócesis.

¡Muchas gracias por vuestro ser y hacer en nuestra Iglesia diocesana!

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo