Peregrinación a Roma

DSC_0286Días intensos pero con el corazón lleno de sentimientos y emociones
Alfredo Ramajo
Delegado de Peregrinaciones
Un grupo de 41 peregrinos de varios pueblos de la diócesis, mayoritariamente de Boadilla y Ciudad Rodrigo, han peregrinado del 27 de Junio al 4 de Julio, con el fin principal de ganar el Jubileo del Año de la Misericordia pasando por la Puerta de Bronce o Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
La Peregrinación en sí, comenzó en el Castillo de Sant Angelo con una Cruz que presidía la Peregrinación y que todos los peregrinos pudieron llevar en el transcurso de la misma, recorriendo toda la Via del Concciliacione, entrando por la Puerta Santa y Recorriendo la Basílica por el pasillo central, hasta terminar enfrente del busto de San Pedro y rezar allí el credo y el Padrenuestro por las intenciones del Romano Pontífice, como manda la Liturgia de dicha Peregrinación. A continuación participaron en la Solemne Eucaristía presidida por el Cardenal Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, y participaron además, en el rezo del Angelus por parte del Santo Padre Francisco. Un día inolvidable.DSC_0235
Aparte de ese magno acontecimiento visitaron Nápoles, donde celebraron la Santa Misa en la Capilla de San Genaro-patrón de Nápoles y de Boadilla-, Pompeya, Florencia, Asís -cuna de San Francisco y Santa Clara – con un recuerdo y una oración muy especial para las Franciscanas de la TOR de Zarzoso y Clarisas de Ciudad Rodrigo- la Roma Barroca, la Roma Cristiana.
Han sido días intensos, cansados…pero con el alma y el corazón llenos de emociones y de recuerdos.
Según el sentir de los peregrinos: una peregrinación fabulosa.
Desde aquí, agradecer a todo el grupo su comportamiento maravilloso, su espíritu de sacrificio, a pesar del calor y del cansancio, su disposición a ayudar al otro – habría que resaltar 2 o 3 casos impactantes, pero por discreción no lo haremos –  aunque todo el grupo lo sabe – y por último un recuerdo «familiar» para Franccesca, una maravilla de persona/guía que no servía para poder vivir, sino que vivía para servir a nuestro/su grupo.
Gracias y hasta la próxima Peregrinación o viaje.