Los jóvenes presentan Ciudad Rodrigo al mundo

Primer Lip dub en Ciudad Rodrigo: 28 de mayo, 19,30

El próximo sábado, 28 de mayo, a partir de las 7,30 de la tarde, se realizará un lip dub en Ciudad Rodrigo para promocionar los DED (Días en las Diócesis) y la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011). Es el primero en la historia de nuestra ciudad.

Un lipdub o lip dub («doblaje de labios») es un vídeo musical realizado por un grupo de personas que sincronizan sus labios, gestos y movimientos con una canción popular o cualquier otra fuente musical. Se suele realizar en una sola toma (plano secuencia), en la que los participantes hacen playback mientras suena la música en un reproductor móvil.

Este lip dub servirá de tarjeta de presentación y bienvenida para los distintos grupos de jóvenes que van a venir a Ciudad Rodrigo del 11 al 15 de agosto próximos.

El video trata de reflejar los momentos históricos principales de la historia de Ciudad Rodrigo.

Esta acción se hará simultáneamente en toda Castilla y León por las Delegaciones diocesanas de Pastoral Juvenil.
En Ciudad Rodrigo comenzará en la Plaza Dámaso Ledesma, continuará por Calle Sánchez Arias, Calle San Juan para terminar en la Plaza Mayor.

El viernes 27 se realizará un ensayo a las 20.00 h en la Plaza de Herrasti. Pueden acudir todos los jóvenes que lo deseen.

ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS


ANTE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

El día 22 de Mayo estamos llamados a ejercer, una vez más, nuestro derecho a votar representantes políticos municipales y autonómicos.

Como obispo, no me corresponde señalar una determinada opción política, pero sí recordar algunas orientaciones para un discernimiento moral y así contribuir a la promoción del bien común y de la convivencia. Deseo colaborar sinceramente en el enriquecimiento espiritual de nuestra sociedad como fundamento imprescindible de la paz verdadera.
Mi primer deseo es que no nos dejemos invadir por la desgana, la comodidad o el desencanto, y hagamos uso de nuestro derecho al voto. En segundo lugar, recuerdo que ningún programa político agota ni encarna las exigencias del Evangelio ni de la Doctrina social y moral de la Iglesia. Y, si bien es verdad que los católicos pueden apoyar partidos diferentes y militar en ellos, también es cierto que no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana, ni son tampoco igualmente proporcionados a los objetivos y valores que los cristianos deben promover en la vida pública.
Como católicos y ciudadanos, hemos de valorar las distintas ofertas y programas políticos, teniendo en cuenta valores como la defensa de la vida en todas sus etapas, la promoción de la familia fundada en el auténtico matrimonio, el desarollo del empleo y la atención a los parados, la calidad de la enseñanza y el cumplimiento efectivo del derecho de los padres a elegir enseñanza religiosa para sus hijos, la atención a los más necesitados, el respeto a los derechos fundamentales de la persona, la contribución a respetar y mejorar el medio ambiente,y el neutralizar cualquier forma de intolerancia, fanatismo o terrorismo. En nuestra tierra, debemos, además, tratar de evitar la despoblación, el dar oportunidades a los jóvenes y a los matrimonios jóvenes, y cuidar nuestro patrimonio histórico y artístico.
En otro orden de cosas, y como complemento, siguen teniendo plena vigencia y actualidad las palabras firmadas por los obispos hace algunos años: “Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda. Y los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, y aquellos que no tienen casa ni familia donde acogerse. Hay que trabajar también para superar las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas… En el orden internacional, es necesario atender a la justa colaboración al desarrollo integral de los pueblos” (Ante las elecciones, año 2008).
No se debe confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral. Al decir esto no pretendo que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica. Pero sí que se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo y a ejercitar una sana laicidad positiva donde lo religioso se contemple como un bien para la sociedad. No es justo tratar de construir artificialmente una sociedad sin referencias morales o religiosas.
Un agradecimiento y reconocimiento sinceros a quienes gastan su vida en el noble ejercicio de la política, y un ruego para que el Señor ilumine y fortalezca a todos para votar y actuar en conciencia y conforme a las exigencias de la convivencia, basada en la justicia, la libertad y la paz.

  • Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo