Jornada Mundial de la Paz

Raúl Berzosa: «El Papa nos recuerda que existen en el mundo más de 250 millones de migrantes, de los que 22,5 son refugiados»

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

En este día, primero del Año, celebramos a Santa María Madre de Dios, la que nos trajo la novedad más radical: Jesucristo, nuestro Señor. También se celebra la Jornada Mundial de la Paz, a raíz de lo solicitado por el Concilio Vaticano II. Estamos ya en su 51 edición.

Con motivo de esta Jornada, los Papas escriben un mensaje cada año. Hoy, el Papa Francisco lo ha titulado: “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”.

El Papa nos recuerda que existen en el mundo más de 250 millones de migrantes, de los que 22 y medio son refugiados, es decir, hombres y mujeres, adultos, niños y ancianos, que buscan dónde vivir en paz y con paz. Son personas que arriesgan sus vidas para ello y que esperan ser abrazados con generosidad y misericordia.

El Papa se pregunta, y nos pregunta, “¿por qué hay tantos refugiados y migrantes?.”.. Sin duda, y en primer lugar, por las guerras y los conflictos violentos; y en segundo lugar y principalmente, porque las personas anhelan un futuro mejor huyendo de la miseria y de la pobreza. El Papa subraya que las migraciones globales seguirán marcando el futuro del mundo en los próximos años…

¿Cómo mirarlos como cristianos?… – El Papa recuerda que los bienes de la tierra son para todos; que la paz y la justicia deben guiar las actuaciones de los gobernantes; y, que desde la fe, como hijos de dios, tenemos que fomentar la solidaridad y la fraternidad universales. Sólo así lograremos el bien común de todos…

Finalmente, a modo de brújula, el Papa Francisco nos recuerda cuatro piedras angulares o cuatro líneas de actuación con los migrantes y refugiados: acoger, proteger, promover e integrar. Las resumo.

Lo Primero, acoger en la línea de lo que nos dice la Biblia: “No olvidéis la hospitalidad; por ella, algunos, sin saberlo hospedaron ángeles” (Hb 13,2)

Lo segundo, proteger y garantizar la dignidad inviolable de cada persona, especialmente la de los niños y las mujeres. Dios nos hace discriminaciones: “El Señor guarda a los peregrinos y sustenta al huérfano y a la viuda” (Sal 146,9).

Lo tercero, promover y apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados, desde darlos de comer hasta proporcionarlos educación. La Biblia enseña que “Dios ama al emigrante porque todos somos peregrinos” (Dt 10,18).

Finalmente, lo cuarto, integrar para que migrantes y refugiados participen plenamente en la vida social. Como escribe San Pablo: “Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Ef 2,19).

El Papa concluye su mensaje animando a la ONU a llevar a cabo una doble propuesta internacional en el año 2018: por un lado, un pacto mundial para una migración segura, ordenada y regulada; y, por otro lado, un pacto para la adecuada atención de los refugiados.

        El mundo en el que vivimos tiene que ser lo que afirmaba San Juan Pablo II: “una casa común, una familia”. Así se lo pedimos a tantos santos que ayudaron a migrantes y refugiados, como Francisca Javier Cabrini. El Papa agradece la labor de todos los profesionales y voluntarios  que se dedican a este campo tan difícil y reza por ellos.

Por nuestra parte, lo ponemos en manos de Santa María de la Paz, y se lo pedimos al Espíritu Santo capaz de hacer realidad los mejores sueños de Dios para nuestra humanidad. Pedimos también, especialmente, por todos nuestros misioneros y misioneras que tanto hacen por los migrantes y refugiados en los cinco continentes.

        + Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo