Curso Pastoral 2015-2016

Se inaugurará el sábado 19 de septiembre con el objetivo: ‘Acoger al Señor y su Evangelio’

La del sábado 19 de septiembre, será una jornada importante para la diócesis de Ciudad Rodrigo ya que tendrá lugar la inauguración oficial del Curso Pastoral 2015-2016. En primer lugar, se ha programado una conferencia que tendrá lugar a las 18:00 horas y posteriormente, la Eucaristía en la Catedral de Santa María que será presidida por el obispo, Mons. Raúl Berzosa.

El objetivo pastoral para este curso es ‘Acoger al Señor y su Evangelio’ y dentro de su propia reflexión, el obispo expone que «la Iglesia que peregrina en Ciudad Rodrigo está situada en una tierra y marcada por unos dinamismos sociales y culturales como encrucijada de caminos». Para Berzosa, «nuestro pueblo, en unos casos, parece prescindir del Evangelio y, en otros, recordarlo solo como residuo del pasado «, por eso, «los hombres y mujeres de nuestra tierra, en esta hora, necesitan el Evangelio, pues le pertenece para que él sea la luz en el horizonte, fuego en el corazón y fermento de una historia renovada de Amor y de Vida, que fecunde todos los ámbitos de nuestra existencia».

En esta Eucaristía de principio de curso, se va a producir el rito del envío de los agentes de pastoral: catequistas, profesores de religión, voluntarios de Cáritas o animadores litúrgicos e, incluso, se entregará el nombramiento a los nuevos arciprestes. En concreto, el obispo hará entrega de una vela encendida a cada delegado y éste encenderá las de dos personas de su delegación. El obispo dirá unas palabras a cada delegado y posteriormente bajará al lugar que ocupan los agentes de pastoral para acercarles el Evangelio. Cada uno de ellos, con una mano van a sostener la vela encendida y con la otra tocarán el Evangelio. Vuelto a la sede, el obispo hace una oración de envío.

En este sentido, en este año pastoral, el obispo recuerda que «queremos, en primer lugar, acoger al Señor que se nos da en su Evangelio y, en segundo lugar, prestar atención a los agentes de pastoral, como testigos y misioneros de la Palabra, del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo».

Inauguración curso Seminario

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Raúl Berzosa: «Un sacerdote, hoy añado un seminarista, debe ser muy grande y, a la vez, muy pequeño».

Queridos hermanos sacerdotes, queridos profesores y formadores, queridos alumnos y seminaristas, queridos padres y personal del Seminario, queridos todos:

¡Qué bien nos viene la primera lectura del día de hoy, tomada del Apóstol San Pablo a Timoteo, donde hemos escuchado “Cuídate y cuida la enseñanza recibida. Así te salvarás”. Traducido a nuestros alumnos, hoy, sería de esta manera: “Cuidaros y aprovechad todo lo que vais a recibir: enseñanzas y testimonio. ¡Sólo así seréis felices!”. Por otro lado, no os olvidéis, tanto profesores como alumnos, de cantar las maravillas y grandezas que el Señor hace en vuestras vidas, como hemos repetido en el Salmo 110. Y, finalmente, como se nos recuerda en el Evangelio de San Lucas, es cierto que somos pecadores, y cometemos muchas faltas y errores, como la mujer pecadora, pero el Señor nos perdona siempre. El Señor, como viene repitiendo el papa Francisco, es todo amor y misericordia. Así tenemos que ser nosotros.

Recordamos que el lema de todo este año, para el Seminario, será: “Lo miró con amor” (Mc 10,21). Muy apropiado en el año de la Misericordia, que dará comienzo el día 8 de Diciembre.

Todo lo anterior nos recuerda que, nuestra formación en esta casa, no es sólo “técnica o profesional” sino “humanista y cristiana”. Aprendemos para ser, ante todo, personas y para saber situarnos en la vida con sentido y como cristianos. No queremos vivir “otro mundo” sino hacer de este mundo “otro”: más fraterno y solidario, más ecológico y habitable, y más al estilo de Dios y del Evangelio.

Como, si Dios quiere, tendremos ocasión de hablar muchas veces durante el presente curso escolar, hoy os regalo algo muy bonito, que data de la edad media, pero que no ha perdido actualidad; es un manuscrito donde se recuerda cómo tiene que ser alguien a quien el Señor puede llamar para una vocación, la más grande: ser su sacerdote. Seguro que a los padres y formadores les va a encantar.

Un sacerdote, hoy añado un seminarista, debe ser muy grande y, a la vez, muy pequeño.

De espíritu noble como si llevara sangre real y, a la vez, sencillo como un labrador.

Fuente inagotable de santidad y, a la vez, sentirse pecador a quien Dios perdonó.

Señor de sus propios deseos y, a la vez, servidor de los débiles y vacilantes.

Alguien que jamás se doblegó ante los poderosos y, a la vez, sí se inclinó ante los más pequeños.

Dócil discípulo de su maestro y, a la vez, capitán de valerosos soldados.

Mendigo con manos suplicantes y, a la vez, mensajero que distribuye regalos a manos llenas.

Valiente soldado en el campo de batalla y, a la vez, tierna madre en la cabecera del enfermo.

Anciano por la prudencia de sus consejos y, a la vez, niño que confía en los demás.

Alguien que aspira a lo más alto en la vida y, a la vez, amante de lo más pequeño.

Hecho para la alegría y acostumbrado al sufrimiento; ajeno a la envidia y transparente en sus pensamientos; sincero en sus palabras y amigo de la paz; enemigo de la pereza y seguro de sí mismo.

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Opinión

EL ANUNCIO

En septiembre, comenzamos el curso pastoral. Siempre bajo la mirada y compañía de la Virgen María, Estrella de la Evangelización. Este año, dentro del Plan Quinquenal nacido tras la Asamblea Diocesana, nos centraremos en la dimensión eclesial de “El Anuncio”.

¿Qué pretendemos, con la ayuda del Espíritu Santo? – Que, arraigados en el Señor, seamos de verdad cauce humilde para dejar al mismo Espíritu Santo que infunda la fuerza renovadora del Evangelio en el interior de nuestras personas y en lo más profundo de nuestra Iglesia Diocesana, encarnados en este Pueblo y en esta Tierra.

En resumen, tratamos de acoger al Señor y a su Buena Noticia (su Evangelio). Trataremos de vivir dos caras de una misma moneda: por un lado, acoger al Señor, que se nos entrega en su Evangelio y, por otro lado, proponer el Evangelio a nuestro pueblo. Para ello, tenemos que realizar una sana y necesaria “mirada pastoral autocrítica” a lo que venimos haciendo, pero no para estancarnos ni para ser derrotistas ni tirar la toalla. Sí, para ¡poner en pie nuevos agentes de pastoral para una nueva etapa misionera! Esto significa vivir en la alegría y en la esperanza del Resucitado. Y, al mismo tiempo, abrazar lo pequeño como una auténtica gracia.

Nos comprometemos, en este curso pastoral, a experimentar y hacer realidad la mística de estar y caminar juntos, favoreciendo y potenciando los equipos de trabajo y vida o, lo que es lo mismo, las fraternidades apostólicas de presbíteros, de consagradas, y de laicos. Se trata, en resumen, de que cada discípulo pueda gustar el “vino sabroso” del Evangelio y que el anuncio se haga creíble por el testimonio comunitario.

Tendremos que subrayar, al mismo tiempo, dos “espacios motivadores y sanadores”, como expresa Evngelii Gaudium n. 77: el Arciprestazgo y los monasterios de vida contemplativa. Ambas realidades ayudan a una pastoral de conjunto y a una renovación de personas y de comunidades.

No tenemos excusa ni apoyo para quedarnos en la instalación, en la mediocridad o en nuestros cansancios. Escribió con acierto San Agustín: “En la medida en que tú eres tu propio enemigo, también la Palabra de Dios es enemiga tuya. Sé tu propio amigo. La Palabra de Dios estará entonces en armonía contigo”.

En el corazón de Santa María de la Peña de Francia colocamos este curso pastoral 2015-2016, recordando que “hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia, porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en la revolución de la ternura y del cariño” (EG, 288). Todo un reto y una esperanza en este año de la Misericordia.

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo

Catedral

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Los nuevos canónigos toman posesión de su cargo

La Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo ha acogido esta mañana la toma de posesión de los nuevos canónigos. Ya en el mes de julio tuvo lugar en el Palacio Episcopal, el juramento y profesión de fe de estos nuevos canónigos, cuyos nombramientos hizo oficiales el señor obispo, previamente. En concreto,  D. Vidal Rodríguez Encinas,  será Canónigo ‘Prefecto de Liturgia’ de la Santa Iglesia Catedral de Ciudad Rodrigo y D.  Ángel Martín Carballo,  Canónigo de la Santa Iglesia Catedral.

 

 

Virgen de la Peña de Francia

La parroquia de San Andrés también honró a la Virgen. Ciudadrodrigo.net
La parroquia de San Andrés también honró a la Virgen. Ciudadrodrigo.net

Raúl Berzosa: «Con ella, como Madre, superaremos hasta las fatigas del corazón y las noches oscuras de la fe”

Muy querido P. Angel y padres dominicos, queridos todos, los serranos de esta comarca y los allegados, sobre todo, los de Salamanca y Ciudad Rodrigo:

¡Feliz cumpleaños a todos!  Como ya me he expresado en alguna otra ocasión, este día es para nosotros, como el cumpleaños comunitario al celebrar la fiesta de nuestra Madre, la Virgen de la Peña de Francia. Y, cuando en familia, nos reunimos a festejar el cumpleaños de una madre, en el corazón de los hijos siempre hay dos preguntas: “¿Cómo es nuestra Madre?… Y, ¿qué nos pide hasta el próximo año que nos juntemos a celebrar dicho cumpleaños?»

¿Quién es Nuestra Señora de la Peña de Francia?… Os confieso que, a raíz de la publicación del libro “La Montaña dorada”, del escritor Raúl Rentero Mateos, me puse a investigar sobre la historia de esta imagen y de este santuario. Brevemente, os regalo algo de lo que descubrí y, que sin duda, ya sabéis la mayoría de los presentes. Nos hará bien recordarlo.

Todo comienza, más o menos, en el año 751: Muza Ben Nuzair, jefe de los Omeya, invade estos territorios serranos con un potente ejército árabe. Los cristianos, entierran sus imágenes en esta montaña para no ser destruidas ni profanadas. Entre estas imágenes,  la de Virgen.

El siguiente capítulo nos lleva a París. Hacia el año 1418, Simón Roland, un joven arrepentido de su vida pasada y en busca del verdadero amor, tras una confesión de toda su vida, emprende el camino de Santiago para encontrar sentido a su nueva existencia.

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