Carta del Obispo

Dos caras de la moneda

En esta ocasión no deseo ser original. Más bien, me limito a hacer de espejo de una moneda con dos caras, tomando prestadas de otros mis reflexiones.

1.- La cara más positiva: en tiempos de crisis, comenzamos por el mensaje alentador. Es de Bryan Dyson: «imagina la vida como un juego en el que estás manipulando cinco pelotas a la vez. Estas son: tu Trabajo, tu Familia, tu Salud, tus Amigos y tu Vida Espiritual. Y las deseas mantener todas en el aire. Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y, seguramente, regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo. Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo… crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno. La vida es corta, ¡por eso, ámala! Vive intensamente y recuerda: antes de hablar… ¡escucha! Antes de escribir… ¡piensa! Antes de criticar… ¡examínate! Antes de herir… ¡siente! Antes de orar… ¡perdona! Antes de gastar… ¡gana! Antes de rendirte… ¡inténtalo otra vez! ANTES DE MORIR… ¡¡VIVE!! Buenos consejos al inicio del año pastoral. Al hilo de lo expuesto, me viene al corazón un pasaje del evangelio según San Mateo: “Pedid a Dios y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá” (Mt 18, 7).

2.- La cara menos positiva: el rostro de las nuevas pobrezas: Lo escuché de Domingo, trabajador de Cáritas, y lo reproduzco. Las nuevas pobrezas, actualmente son: las familias hasta hace poco “normales y normalizadas” y, ahora, en gran precariedad por el paro duradero. La pobreza infantil: ya comienzan a trabajar adolescentes. Las familias inmigrantes, con estos agravantes: niños que ya son españoles y tienen que marchar forzosamente y mujeres que no quieren regresar a sus países de origen. Personas sin hogar por desahucio de su vivienda o por ruptura y fracaso familiar. Y, finalmente, personas con problemas de salud mental y desvalidas porque se han cerrado hasta los psiquiátricos. Además, los servicios públicos no llegan a atender los mínimos de hace algunos años. Y corremos el peligro real de atender solo lo asistencial olvidando lo promocional, es decir, resignarnos a dar peces y no enseñar a pescar. Todo un drama para reflexionar y orar al inicio de curso. Concluyo con un pasaje, también del Evangelio de San Mateo, lleno de esperanza y que no necesita mucho comentario: “Jesús tomó los siete panes y los peces, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a los discípulos y estos se los fueron dando a la gente” (Mt 32, 35). Comparte lo que tienes pero, sobre todo, lo que eres. ¡Gracias si esto hicieres!